lunes, 3 de noviembre de 2008

Los "Puetas"

Concluida la batalla de Chorrillos, los soldados de la retaguardia recorrían la desolación del campo de batalla sembrado de cadáveres en busca de heridos, sepultando a ras de arena a los cientos de muertos, en un espectáculo dantesco bañado por la luz del crepúsculo. En la guerrera de un soldado se encontró una carta, en el pintoresco lenguaje de los rotos de ese siglo, el soldado Silvestre Pérez relata a su madre como llegó a la guerra, y lo que aconteció antes de eso, desde su llegada a la estación de trenes en Santiago el mismo día en que Chile declaraba la guerra a Perú y Bolivia. Este es el relato de la extraordinaria carta.

Pérez cuenta que apenas llegado del mineral de caracoles se encontró en la estación de trenes de Santiago con un extravagante personaje, vestido por completo de negro, con una levita ajustada en las caderas y unos pantalones muy anchos, moreno y con una larga cabellera sucia, con unos bigotes de largas guías que caían como columpios y un sombrero de alas anchas color pizarra. Se llamaba Bernardino Guajardo.
El extraño le explicó a Pérez que en la ciudad solo existían dos lugares donde un minero podía divertirse, la “fonda popular” en La calle de San Diego con el camino de Cintura (Av. Matta) y la famosa fonda “el arenal” de la Peta Basaure, lugar donde se reunían los “puetas” de esta tierra y se apostaba a las peleas de gallos, esto pareció decidir al minero y se encaminaron hasta la calle ancha de “Maruri”, al otro lado del Mapocho.
Pérez describe el lugar como una casona de adobe y tejas, muy grande, con dos patios interiores y un ancho portón donde fumaban tres melenudos vestidos como su nuevo amigo, sostenían unos enormes pliegos en las manos y discutían acaloradamente.
Guajardo se los señalo y le explico que eran sus compañeros, los mentados puetas: el ciego Hipólito Casas Cordero, el gran Nicasio García y el extraño Chago Moore.
Desde el comienzo sintió el minero la mirada taladrante del Gran Nicasio, y como este lo seguía con la vista a través de los patios, desde el reñidero de gallos hasta el la fonda, donde se instaló en una mesa con Guajardo.
Bernardino se disculpó con el minero y se metió en una alejada habitación con los otros melenudos, en eso apareció una morena cuarentona y sabrosa, contorneando su grueso y firme cuerpo, de anchas caderas y unos labios de intenso rojo, verla y enamorarse fue todo uno para el minero, era la famosa Peta Basaure, la dueña del arenal.
Al poco tiempo volvieron los “puetas”, tan agitados como antes, Bernardino Guajardo interrumpió la música y entregó los pliegos a los parroquianos, tenían unos extraños dibujos en la parte superior y abajo unos versos llenos de patriotismo que llamaban a enrolarse y defender la patria amenazada, la guerra había sido declarada, era el día 5 de abril de 1879. En la fonda se elevó un murmullo inquieto, y los rudos hombres del lugar lanzaron un espontáneo ¡viva Chile!
La Peta aquietó los ánimos y ordeno a los músicos que tocaran unas cuecas, ofreció vino por cuenta de la casa, el ambiente estaba cargado de pesadumbre y eso no iba con el carácter de la valiente mujer.
Pérez comprendió la intención de la Peta y con un guiño picaresco la saco a bailar, sintiendo la mirada del gran Nicasio clavada como un puñal en la espalda.
Nicasio tomó una guitarra y lanzó unos versos cargados de ironía, burlándose de Pérez que aún llevaba el “culero” de cuero de lo mineros.
Pérez no se amilanó y respondió con unas payas en honor a la estrafalaria figura del “pueta”, que desataron las risas de los parroquianos, y más aún las de la peta que se elevaron estridentes sobre las demás voces.
El minero continúa relatando como los ánimos se caldearon a tal punto, que de las payas pasaron a las ofensas, la peta Basaure se plantó al medio del salón y les ordenó que conservaran la calma, con una mirada de entendimiento, los dos hombres pasaron al reñidero de gallos, decididos a disputarse la morena a cuchilladas.
¿Que decir?, el minero estaba acostumbrado a ese tipo de peleas, se amarraron los pies con la faja del Silvestre Pérez y este sacó a relucir el enorme corvo que se utiliza en la faenas mineras, en menos de cinco minutos el pueta García estaba tendido cuan largo era en la arena y los gritos de espanto alertaron a la Peta y a la policía al mismo tiempo.
Pérez fue arrestado en el mismo momento, la Peta Basaure con lagrimas en los ojos se enfrento a los guardias, con frases llenas de pasión defendió al minero, el pueta había muerto en una pelea justa, el que podría estar abatido en la cancha de gallos podría ser el mismo minero. Ella se había enamorado también del valiente y audaz Silvestre Pérez, y aceptaba su destino como mujer decidida que era. ¿Como en esos momentos en que la patria corría peligro, iban a privarla de unos brazos fuertes que la defendieran?, ella tomaría al minero y se enrolarían para ir a la guerra, con la promesa de defender la patria hasta la última gota de sangre, era tanta la elocuencia de sus palabras, que los guardias aceptaron sus firmes argumentos.
En ese instante un destacamento de enrolamiento recorría la calle Maruri, un soldado redoblaba un pequeño tambor, mientras otro leía la declaración de guerra y llamaba a los valientes al enganche.
La Peta dejo “el arenal” en manos del ciego Casas Cordero, y tomando de la mano al minero corrieron en dirección al grupo de soldados, prometiendo no volver hasta que la patria estuviera a salvo.
Así concluye la carta donde el minero revelaba a su madre su nuevo amor y los motivos que lo llevaron a la guerra, Silvestre murió en Chorrillos y la gran Peta Basaure se dejo morir curando un herido bajo una granizada de balas en la batalla de Miraflores, a las puertas de la victoria final, la entrada en lima.

3 comentarios:

munir eduardo eluti cueto dijo...

Saludos señores soy munir eduardo eluti cueto, escritor emergente, y estaba buscando a bernardino guajardo.

Para un prólogo de un libro que ya tengo listo, y si fueran tan amablos por favor, y me pudieran enviar información, les estaria eternamente agradecido, de hecho ya encontre a don javier de la rosa y al mulato taguada.

les adjunto mis correos:

munireluti@yahoo.es
munireduardo@hotmail.com

y mi blog:Dirección de referencia del autor:
http://munireduardoeluticueto.blogspot.com/

sin más me despido agradeciendo la atención prestada al presente correo.

Roberto Pizarro dijo...

Estoy muy interesado en continuar con una lectura de Bernardino, donde puedo encontrar la carta que tu mencionas?.....

te dejo mi correo, r.pizarro.larrea@gmail.com

Sebastiana Rojas dijo...

Hola a todos, quisiera saber ai alguno de uds. puede entregarme, facilitarme mas informacion sobre Bernardino Guajardo... Muchas Gracias!!

Atte

Pamela Guajardo Z.