Tengo que recoger mis escombros
darles la forma humana que tenían
y seguir adelante
Que no haya brasas en los ojos
ni nubes de humo negro en el alma
Algunas cicatrices
por aquí y por allá son aceptables
Lo demás es echarse el dolor a la espalda
limpiarse las cenizas
y continuar andando
Oscar Hahn
jueves, 19 de noviembre de 2009
lunes, 2 de noviembre de 2009
Entierro en el este

Yo trabajo de noche, rodeado de ciudad,
de pescadores, de alfareros, de difuntos quemados
con azafrán y frutas, envueltos en muselina escarlata:
bajo mi balcón esos muertos terribles
pasan sonando cadenas y flautas de cobre,
estridentes y finas y lúgubres silban
entre el color de las pesadas flores envenenadas
y el grito de los cenicientos danzarines
y el creciente monótono de los tamtam
y el humo de las maderas que arden y huelen.
Porque una vez doblado el camino, junto al turbio río,
sus corazones, detenidos o iniciando un mayor movimiento
rodarán quemados, con la pierna y el pie hechos fuego,
y la trémula ceniza caerá sobre el agua,
flotará como ramo de flores calcinadas
o como extinto fuego dejado por tan poderosos viajeros
que hicieron arder algo sobre las negras aguas,
y devoraron un aliento desaparecido y un licor extremo.
Pablo Neruda
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