martes, 9 de diciembre de 2008

Imitando a un poeta de principios de siglo







He recorrido tan pocos caminos
y he cometido tantos errores.
Risible vida, risibles contradicciones,
así fue y así será siempre.

Me entristece mirarte. Otros labios
desgastaron el calor y el latido de tu cuerpo.
Qué importa. Qué importa que caigan sin sentido
tantas lloviznas muertas.

No las temo. No temo
el moho ni la podredumbre amarillenta.
No nací para una vida dulce y una sonrisa.

El patio de la casa está sembrado
de los cerezos color de osamenta.
Sí, elegí el invierno
y el marchitarse sin ruido
no debe entristecer a nadie.

Jorge Teillier

1 comentarios:

Sandra (Aprendiz de Cassandra) dijo...

De las lluvias e inviernos... se alimentan las eternas bellezas...